pensar con el cine

domingo, 4 de julio de 2010

ETIMOLOGÍA DEL DESPEDIRSE. A mi tutoría de 1º bach b, a quien siempre tendré en el recuerdo















¿Se han preguntado alguna vez por qué nos duelen las despedidas?
Despedida, sustantivo del verbo despedir, proviene del latín expetere, que en sentido reflexivo significa “solicitar licencia para marcharse, alejarse”
¿Por qué habrá que pedir permiso? Porque en nuestro vivir vamos ligando relaciones, es decir lazos, que nos anudan a los otros. Para poder marchar uno debe pedir al otro que desanude esas cuerdas. Pero al desatarlas, liberamos nostalgia, una nostalgia especial porque no lo es de un pasado sino de un futuro que ya no habrá de venir, que no ya habrá de ser.
La palabra nostalgia es un neologismo creado en 1668 por el médico suizo Johannes Hofer. Este autor quería dar nombre al ‘deseo doloroso de regresar’ que había visto en algunos de sus pacientes. Hofer buscaba una palabra que expresase en todas las lenguas el significado del vocablo alemán Heimweh ‘deseo intenso de estar en casa’, ‘sufrimiento por estar separado de la familia’.
El médico suizo formó nostalgia mediante la yuxtaposición de las palabras griegas nostos ‘regreso’ y algos ‘dolor’, (como en neuralgia). Nostos está vinculada al verbo griego neisthai ‘venir’, ‘ir’, ‘volver’, cognado del sánscrito násate ‘él se acerca’, que se deriva, a su vez, de la raíz prehistórica nos-to ‘regreso al hogar’.
Así, parece lógico, que tomar una decisión que cause dicha enfermedad tanto en los seres queridos como en uno mismo, conlleve, una petición de permiso. Ya que en las despedidas, no se despide uno (el que se marcha) sino todos aquellos que están ligados al que toma la decisión. Son los que se quedan los que han de desatar las amarras para que el que parte pueda ir en paz.
Pero aunque tengamos ese salvoconducto, marcharse del lugar en el que habitan la gente que quieres y que te quieren, “duele de cojones”, como decía el torero.

2 comentarios:

  1. Hola Federico,
    Muy bueno tu texto sobre la nostalgia!

    Los que ya no somos jovenes y ademas hemos dejado el país natal por otro, alejándonos físicamente de nuestros seres más queridos podemos solidarizarnos con lo que has escrito.

    Por otra parte, y viendo a las personas que me rodean y que ya son mayores de 60, se nota la
    'nostalgia' que sale a flote: nostalgias por tiempos idos, por la juventud que no regresa,
    por los padres que ya no están, por los amores de la juventud, por la juventud misma....por el lugar de nacimiento, etc.etc.

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  2. Justo buscaba un artículo como este. Estaba por despedirme de una amiga en facebook y al escribir la palabra me llamó la atención justamente el despedirse. Me des- pido. En la estructura de la palabra está la alusión a estar pedido y anular dicho pedido. Pensaba en la demanda del otro que nos sujeta a ocupar una posición. Nos ha tocado a todos el hecho de querer despedirse y no poder hacerlo precisamente por el dolor que implica o por la culpa de dejar a la persona a solas o por lo animado que se está, como cuando al día siguiente hay que trabajar y la fiesta sigue evolucionando y uno quisiera despedirse pero no se anima y se queda en ese flujo que pide que nos quedemos.

    También nos despedimos. Salió despedido por la ventana. Arrojado. Cuando alguien se despide al mismo tiempo arroja al otro y se arroja a sí mismo reflexivamente. Cuando no se quiere algo lo despedimos. Cuando en la empresa hay recorte se despide a la gente para que sea libre de hacer lo que quiera pero al mismo tiempo se le arroja.

    Me pareció muy interesante la parte sobre nostalgia y la relación con despedirse. A casa, nos volvemos a casa después de internarnos en lo extraño, salimos de lo familiar hacia lo ominoso, a lo que nos asusta. No nos podemos despedir porque encontramos disfrute en ese estar en lo extraño del otro, nos esperábamos algo terrible y resulta que nos hemos divertido y que hemos conocido algo nuevo y volver a casa puede ser terrible por perder ese espacio de novedosa libertad o porque la situación en efecto nos parece terrible y tememos abandonar al otro empantanado en sus propias circunstancias.

    Alguna vez un maestro comentaba en una clase que el ejemplo de nostalgia por excelencia se encuentra en La odisea. Salir lejos de casa y ansiar el retorno y perder la aventura y la propia ausencia que dejamos por tanto tiempo.

    La única manera de despedirse con seguridad y confianza es saber que conservamos esa posición en la mente del otro y que aparecemos como un objeto renovado y permanecemos así. Pedimos que se nos tenga en con sideración, que nos abarque el plano celestial, equivaldría a decir "con las estrellas" o "bajo las estrellas caminante" y permanecemos vivos en el lugar de la ausencia. Las estrellas para esa época ya representaban a los dioses y se nos elevaba al nivel de estrellas en el firmamento de la otra persona. Hacemos de lo extraño algo familiar teniéndonos consideración, encontramos un plano común.

    Visto a la inversa está interesante. Encontrarse. En contra. Chocar. La violencia inherente en cada encuentro pero nos saludamos. Salud damos, damos salud. La ofensa de quien llega sin saludar siempre indigna y nos sentimos agraviados si en un grupo no se nos da salud os.

    retonodeloreprimido.wordpress.com

    Saludos. Muy interesante.

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