A veces, los muros de nuestras ciudades se convierten en las páginas de un libro de ensayo. Un enorme libro en el que manos protegidas por guantes de latex dibujan pensamientos con spray.
A diferencia de la filosofía académica, esta forma de filosofía popular se expone, sin prejuicios, sin temores y sin complejos. Explora sus espacios y los conquista, mientras nosotros, los lectores, quedamos invitados a buscar por entre los muros de la ciudad sus máximas, sentencia y pensamientos.
Entre el filosofo y el lector media ahora un muro. Un muro cargado de color, de plasticidad, de belleza. El filósofo se hace ciudadano, se abaja de su torre de marfil y comparte vida con sus iguales, analiza la vida urbana, como uno más y se expresa, con actitud crítica, buscando la belleza en cada trazo. Buscando, quizás también, conmover, agitar, aguijonear a todos aquellos que examinamos las paredes de nuestra ciudad con la esperaza de encontrar palabras cargadas de verdad.
¿Qué hubiera hecho Sócrates si le hubiesen puesto en la mano un bote de spray?
En este post me propongo exponer las piezas que consigo cuando salgo a cazar pensamientos por mi ciudad.
Os animo a que salgais de caza alguna vez y que dejeis aquí lo que vayais encontrando.
¡Mucha suerte!