pensar con el cine

lunes, 21 de junio de 2010

El último examen

He tenido el último examen con mi tutoría y no pude resistirme a escribirles una despedida en la fotocopia que les entrego al comienzo:


Cuando tenía vuestra edad me regalaron La Odisea, y desde entonces se convirtió en mi libro favorito. Cuando terminé de leerlo, me dio por imaginar a Ulises los días posteriores a su regreso. Lo imaginé paseando por la tranquila Ítaca abrumado por un fuerte sentimiento de nostalgia, es decir, esa tristeza que provoca el recodar un tiempo que pasó y no volverá. Estaba seguro de que nuestro héroe añoraba el olor a madera quemada de los campamentos de Troya , la camaradería de su compañeros, el sonido de las espadas al chocar, el enfrentamiento con Poseidón y sus hijos, la aventura, la adrenalina galopando por sus venas, el viaje, la oportunidad de descubrir nuevos puertos y nuevas ciudades.
Y si os dijera que hoy me siento como Ulises, ¿me creeríais?. Este año hemos vivido juntos nuestra particular odisea y este último examen representa para mí Ítaca, el final del camino (para algunos más que camino, una auténtica “autopista hacia el infierno”
[1]), y como el astuto Ulises, no puedo menos que sentir nostalgia cuando miro este curso que ahora finaliza. Habéis sido una gran tutoría y unos grandes compañeros de viaje. Juntos hemos combatido y juntos hemos superado un gran número de peligros: cegamos al Cíclope de la Física que nos tenía atrapados en la guarida del suspenso; nos mantuvimos firmes ante el canto de las sirenas, que durante todo el curso nos seducían, al llegar a casa, para hacer cualquier cosa menos estudiar; nos enfrentamos a esos monstruos marinos que no eran otra cosa más que nuestros miedos al futuro incierto, salimos airosos de las garras de Circe que quería tenernos junto a ella por toda la eternidad (dejo a vuestro elección el referente en la vida real de la bruja, que cada uno habrá tenido la suya o el suyo)...
...Y por fin arribamos a las playas de Ítaca que es el final de mi camino, pero vuestro viaje no termina aquí, os quedan todavía muchos lugares que conocer. Yo no puedo acompañaros más, he de quedarme aquí, así lo quieren los dioses. Tan sólo queda despedirnos, agradeceros este año que hemos vivido juntos y formular un último deseo:
Que os sean favorables los hados, que tengáis muchos años de gloria y aventuras en esta vida que ahora comienzais. No olvidaré nunca vuestro paso por mi aula, emulad a los grandes (Aquiles, Héctor, Ayax, Homero, Kant, Sócrates, Newton, Einstein, Wittgenstein, Rafael, Leonardo, Satriani y tantos otros que ya lleváis en vuestro corazón), soñad con metas altas pero tened en vuestra alma a todos aquellos que nunca tendrán vuestra oportunidades, disfrutad al máximo de la vida, sacadle hasta el último jugo, para que cuando ya viejo miréis hacia atrás y repaséis vuestros días podáis decir "ha merecido la pena"Un fuerte abrazo
[1]¡Tenía que citar de alguna manera a los ACDC!

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