pensar con el cine

lunes, 7 de junio de 2010

LA HEGEMONÍA DEL ENANO




Antonio Gramsci, desde la cárcel, investigó dónde residía el poder de las clases dominantes de una sociedad. El poder no podía provenir simplemente de poseer el control sobre las fuerzas represivas del Estado, ya que si así fuese dicho poder sería fácil de derrocar (bastaría con tener una fuerza similar o superior a la del Estado). Entonces ¿Por qué tienen estos señores "la sartén por el mando"? ¿cómo pueden llegar a imponer su voluntad a toda una sociedad? ¿cómo hacen para que el resto de mortales terminemos haciendo lo que ellos desean sin que haga falta, a veces, qué expliciten ese deseo? ¿de dónde les viene esa fuerza hipnótica que nos deja aborregados (con perdón por los borregos, ya que al menos ellos terminan haciendo lo que les impone la naturaleza y no lo que reclaman otros borregos)?
Gramsci lo tenía claro, “dicho poder está fundamentado en la hegemonía cultural” que las clases dominantes logran ejercer sobre las dominadas. Ese poder se ejerce mediante el control de del sistema educativo, de las instituciones religiosas y de los medios de comunicación.A través de estos medios las clase dominantes “educan” a los dominados para que estos vivan su sometimiento “de manera natural” e incluso conveniente (“esto es de toda la vida”, “no hay dios que lo cambie”, “en el fondo es bueno porque la cosa no va tan mal”, etc.)

Y pregunto yo, con perdón y sin él, ¿quién dice en casa que es lo que hay que ver en la tele? ¿quién dice qué es lo que se come e impone su criterio gastronómico? ¿quién decide lo que se hace el fin de semana? ¿quién pone la música en el coche? ¿quién le dice a los profesores que es lo que tienen que hacer? ¿quién decide a fin de cuentas cuál es el criterio de evaluación de las diferentes asignaturas del cole? En resumidas cuentas , ¿QUIÉN CONTROLA LA CULTURA HOY? Ya lo han adivinado ¿a que sí? Efectivamente, EL ENANO. Una nueva clase dominante emergue en la sociedad postmoderna que habitamos, la clase de los enanos. Ellos, y no el proletariado, han arrebatodo el poder a los buergueses, de la misma manera que los burueses se lo arrrebataron a los nobles terrratenientes.
Y si no me creen, piensen, ¿quíen determina qué es la verdad? Si tuvieran que elegir entre la versión de unos hechos que les cuenta el profesor de su hijo y la que les cuenta su propio hijo, ¿cuál eligen?. ¡Cualquiera aguanta al niño cuando le llevas la contraria! Cómo me dijo una vez una madre “mi hija nunca miente”, con lo cuál quedaba claro que el mentiroso era yo, porque como bien sabía la madre, según el principio de no contradicción “una cosa y su contraria no pueden ser a la vez verdad”. Y parece, que en esta sociedad que nos ha tocado vivir, los profesores nos vamos convirtiendo cada vez más en “el contrario”.
¿QUIÉN ESTÁ EDUCANDO A QUIÉN?

3 comentarios:

  1. Habrá que buscar alguna solución... ¿escuadrones de la muerte?

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  2. la queja de los adultos con respecto a sus jóvenes es más antigua que el hambre, ¿no fuimos nosotros iguales?

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